Los
datos confirman su escasa presencia y los estetereotipos y prejuicios
no ayudan a cambiar esa tendencia. A la vez, la red las está uniendo
y cada vez más la informática y la tecnología se podrán convertir
en territorio neutro.
“Girls
need modems!”.
Durante los años 60, este fue el grito reivindicativo que Jude
Milhon, programadora informática y luchadora incansable por la
participación activa de las mujeres en la red, lanzaba a una
sociedad que veía nacer una nueva forma de comunicación. En una
incipiente revolución sexual, Milhon llamaba a las mujeres a
experimentar los placeres del ‘hackeo’ y la programación en un
mundo que ya auguraba dominado por los hombres. Más de 50 años
después, las estadísticas que hablan sobre la presencia de mujeres
en ámbitos técnicos, como la ingeniería informática, reflejan una
realidad desigual.
Según datos del INE de
2011, las mujeres suponen el 54% de las matrículas totales en
universidades de España, mientras que en las carreras técnicas su
presencia se reduce al 28,4%. Otro informe de la Comisión Europea
de 2011, afirma que las carreras con más chicas son las de ciencias
médicas (en España, el 70%), mientras que en matemáticas e
informática el número de alumnas en las universidades europeas
desciende hasta el 25% y en la ingenierías y arquitectura solo
alcanzan un 15%.
En relación a
comunidades específicas de desarrollo de software libre, Miriam
Ruiz, ingeniera y editora del weblog Barrapunto, compilaba una serie
de datos en un estudio realizado en 2012, sobre la participación de
mujeres en este campo que no dejaba lugar a dudas. En Debian: 1,3 %
de mujeres, 12 desarrolladoras de un total de 873 ; en Ubuntu: 5,1 %
de mujeres, 32 de un total de 625 personas ; Mozilla: 16,75 % de
mujeres, 68 mujeres de 406 personas. La elección del área de
conocimiento sin embargo, suele venir dada por las preferencias no
por las habilidades. Entonces, ¿de dónde provienen esas
preferencias?
“Yo creo que muchas
mujeres ni siquiera evaluan el hacer una carrera técnica como una
opción. Y si no lo tienes claro te dejas llevar por lo que todo el
mundo espera”, dice para eldiario.es Laura Morillo, ingeniera
técnica en informática de sistemas. “Cuando yo estudié -me
gradué en 2007- éramos diez de cien, exactamente el 10%, y nos
dijeron que habíamos sido la promoción más numerosa de los últimos
años”. La idea biologicista de que los hombres poseen mayores
cualidades para este tipo de materias no se sostiene porque las
mujeres que sí lo hacen demuestran ser igual de buenas (o de malas)
que ellos.
“Lo que ocurre cuando
estás ante una mayoría tan aplastante es que el ambiente no llega a
ser hostil pero sí se hace un poco difícil y eso puede hacer que te
sientas insegura” sostiene Nerea Luis Mingueza que estudió el
Grado de Ingeniería Informática y está realizando un Máster en
ciencia y tecnología. “Todavía sucede que cuando alguien hace mal
una ecuación dicen ‘es un manta’ pero cuando es una chica la que
lo hace mal, la percepción cambia. En el fondo estás como
representando al mundo y en seguida llegan a la conclusión de que
‘eso es porque las chicas no saben hacerlo’.
¿Tecnofobia
femenina?
Los estereotipos en
torno al mundo geek, los prejuicios sutiles a los cuales las mujeres
se enfrentan, los problemas derivados de trabajar en ambientes
predominantemente masculinos, y los sesgos sexistas empleados en el
lenguaje, son factores que pueden influir en la escasez de mujeres y
en su elección de preferencias.
A
finales de los años 90, la filósofa Sadie Plant (una de las
primeras en acuñar el término ciberfeminismo) intentó recuperar la
historia de las mujeres en la tecnología en su libro Ceros
+ Unos
(Destino, 1998) donde desmentía un estereotipo muy extendido: la
tecnofobia femenina.
Esta idea, que aún
continúa filtrada en parte del tejido social, repercute no solo en
la brecha digital de género sino en el mercado laboral y en la
posibilidad de acceder a un puesto de mayor responsabilidad o
decidirse a llevar a cabo un emprendimiento tecnológico. Para
Marissa Mayer, paradigma de mujer de éxito por su trabajo en Google,
el problema del número bajo de las mujeres programadoras y mujeres
emprendedoras de internet es un problema de cómo vemos la tecnología
y cómo nos la hacen ver desde pequeñas.
“Es
evidente que el estereotipo de persona que se dedica a la informática
es varón, igual que el estereotipo de piloto de aviación o de
policía o de futbolista, etc. Lo que me pregunto es si la acción
más favorable para cambiar los estereotipos es visibilizar o es
normalizar”, nos dice Margarita Padilla, ingeniera informática, ex
directora de la revista Mundo Linux y autora de El
kit de la lucha en internet
(Traficantes de sueños, 2012) “Este tipo de visibilizaciones en mi
opinión son más bien contraproducentes que beneficiosos, aunque eso
parezca una paradoja. Cada vez que se visibiliza la presencia de
mujeres como algo excepcional, se está confirmando la norma de que
eso es una excepción”.
Padilla, que lleva media
vida dedicada al hacktivismo, junto a otros hackers fundó
Sindominio.net, se muestra preocupada respecto al ciberfeminismo: “En
mi opinión los feminismos, como tantas otras utopías recientes
relativas a las tecnologías comunicativas, están en estado de shock
ante el avance y el empuje de la web 2.0, que en definitiva son
estrategias de negocio que han sabido aliarse, muy a su favor, con
los deseos relacionales de las personas. Dicho de otra manera, han
perdido la iniciativa”.
Propuestas
desde la red
A pesar de los datos
expuestos al comienzo, existen propuestas desde la red que han
generado comunidades de programadoras o informáticas. Laura Morillo
y Nerea Luis forman parte del grupo Agile-Girls. “La iniciativa
nació en el AOS2010 ( Agile Open Spain) ante nuestra preocupación
por nuestro género en la informática. Sabemos que muchos, llegados
a este punto, dirán que son cosas normales, que hay profesiones que
atraen más a chicos que a chicas y viceversa, etc. Sin embargo,
nosotras creemos que esta profesión, especialmente en su parte más
técnica, no debería verse afectada por cuestiones de género”,
explica Morillo.
La idea de las Agile
Girls, -adoptado el nombre por las metodologías ágiles- era crear
un espacio de mujeres pero no excluyente con los hombres, emulando la
experiencia que ya existía con las Rails Girls. “Ellas empezaron
en Finlandia y se ha extendido por todo el mundo. Hacen un taller de
programación todo un fin de semana para gente que está aprendiendo.
No tienen porqué ser informáticas de carrera y eso es lo que
queremos también nosotras, que se acerquen mujeres incluso si no
saben”, añade Amaia Castro, ingeniera informática y, al igual que
Laura Morillo, desarrolladora de Ruby on Rails. Según sus
integrantes, la intención de crear este tipo de grupos es hacer ver
que son más de lo que se piensa en un un primer momento, que “no
son unicornios”.
Existen otras
iniciativas que arrancaron en un lugar concreto y se extendieron por
todo el globo. Como las Pyladies, un grupo de mujeres desarrolladoras
que utilizan el lenguaje de programación Python de código abierto o
el proyecto Debian Women. Desde 2004 instan a más mujeres a usar
software libre -en concreto Debian- e investigan casos de sexismo
dentro de Debian. El proyecto LelaCoders investiga la presencia de
mujeres en el desarrollo de la informática así como el software
libre y destaca precisamente los grupos que ya existen como Systers o
LinuxChix.
“Al final el objetivo
es conseguir que más mujeres se sientan atraídas por los temas que
tratamos”, concluye Laura Morillo. “Que dejen de pensar que son
‘cosas de tíos’ o ‘de frikis’ y que no les dé miedo acudir
a un evento pensando que se van a encontrar solas. Somos más de lo
que parece”.
Fuente : eldiario
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