El
terreno de la videovigilancia y el reconocimiento biométrico avanza
sin que ninguna legislación específica marque los límites a estos
nuevos métodos de control ciudadano. Europa también tiene su propio
sistema de videovigilancia integral denominado INDECT, ahora en fase
de desarrollo final.
Los
sistemas de captación de imágenes y su integración en sistemas de
reconocimiento biométrico avanzan hacia una integración paulatina
de fuentes cada vez más diversas. De nuevo la excusa del terrorismo
parece servir como paraguas bajo el que desarrollar e implementar
estos sistemas.
Los
atentados en la maratón de Boston pusieron de nuevo el foco en la
importancia de la recopilación de datos personales a través de
tomas de video captadas por cámaras de vigilancia en las calles.
Todo el despliegue y la discutida actuación de la policía en torno
a la búsqueda y captura de los responsables han servido para poner
sobre la mesa de nuevo el debate a propósito de los fines que un
sistema de vigilancia tiene.
Automatizando
la vigilancia
El
avance de los sistemas biométricos y de vigilancia, junto con la
elaboración de bases de datos masivas que permiten una
identificación sobre la marcha y un rastreo completo del individuo.
Diversas naciones, entre las que destacan algunas de particular
tradición democrática como los Emiratos Árabes, se encuentran en
este momento desarrollando sistemas de control e identificación
ciudadana.
Si
este sistema se combina con otros elementos de escaneo personal, y el
rastreo de terminales móviles podemos inferir que sistemas de
vigilancia integrales están muy próximos a ser una realidad
concreta. Así podemos argumentar que no está nada lejos un sistema
de vigilancia la estilo de series como Person of interest, en donde
el rastreo personal mediante una multiplicidad de sistemas integrados
puede determinar nuestra ubicación, sobre todo en entornos urbanos,
de forma muy precisa.
El
FBI y su sistema de identificación biométrico
La
Electronic Frontier Foundation (EFF) acaba de elevar una demanda de
información al FBI para que explique y libere la información
relativa a la base de datos biométricos de que dispone actualmente
para elevar a debate público los aspectos legales y su implicación
respecto a las libertades y derechos civiles.
Denominada
Next Generation Identification (NGI), la gran base de datos que el
FBI está elaborando es en la actualidad uno de los más potentes
mecanismos de control de toda la historia. En este sentido, trabajan
para ampliar los datos de huellas dactilares añadiendo información
relativa a escáneres de palma de mano, del iris ocular y sobre todo
de fotografías y videos. Uno de los puntos que más suspicacias ha
levantado es precisamente ese nuevo método de reconocimiento
facial mediante captación de imágenes por circuito de
videovigilancia,
un sistema que se espera tener a pleno rendimiento para 2014 y
mediante el cual podemos ser ubicados sobre la marcha en cualquier
lugar donde esta red de cámaras capte nuestra imagen.
El
sistema de identificación dactilar de NGI a cargo de la conocida
contrata Lockheed Martin, luego completada con otras empresas
tecnológicas entre las que destacan IBM o Accenture, había sido en
primer lugar utilizado para listar a todos los detenidos. Sin
embargo, su ampliación a sistemas de vigilancia y de reconocimiento
facial aumenta su rango de acción a la escala de toda la ciudadanía.
La
abogada de EFF Jennifer Lynch, afirma que” NGI se traducirá en una
expansión masiva de la recogida de datos del gobierno con fines
criminales y no criminales" lo que significa que cada vez más
mecanismos de control sin orden judicial están en poder de agencias
de información. De hecho, señala que en la actualidad, el FBI
cuenta con la
mayor base de datos biométricos existentes en el mundo,
con un total de 66 millones de registros criminales, 25 millones de
registros civiles y 91 millones de huellas digitales individuales
entre todos sus diferentes registros. Si a esto añadimos la
progresiva privatización de los servicios de seguridad, como ha
demostrado el caso Snowden, nos encontramos con un panorama en el que
la vigilancia de ciudadanos sin garantías y de forma opaca pude ser
la norma.
Con
esta demanda, la EFF busca que el debate ciudadano y el conocimiento
de las formas con las que estas nuevas bases de datos biométricos
van a ser elaboradas y las garantías de protección de la privacidad
que estas deben ofrecer.
Trapwire,
INDECT y NDAA: Un Gran Hermano global y privado
Tres
nombres destacan entre los sistemas de vigilancia y filtrado de datos
biométricos, Trapwire, INDECT y NDAA. En común, todos ellos son
mecanismos de control ciudadano y formulaciones que difícilmente
pueden entrar en consonancia con las garantías individuales.
El
caso de la compañía Trapwire y su sistema de vigilancia remota ha
sido revelado por WikiLeaks en 2011 como un sistema sofisticado de
seguimiento e identificación individuos basado en la integración de
diversos elementos de identificación biométrica, fundamentalmente
con la videovigilancia. El software de Trapwire, desarrollado en 2004
por The Abraxas Corporation, empresa fundada por ex miembros de la
CIA, es fundamentalmente un sistema que emplea las cámaras de
videovigilancia para procesar las facciones.
El
nuevo marco legal que ampara a este sistema es la
National Defense Authorization Act (NDAA).
Esta ley ha estado desde su inicio en el centro del huracán
mediático entre otros motivos por hacer posible lagunas de derechos
como la prisión de Guantánamo. Asimismo posibilita la suspensión
de derechos cívicos y da soporte legal a acciones muy discutidas en
la “guerra contra el terrorismo” como la facultad para detener a
capturados en campo de batalla. Esto se hace extensivo a enemigos
internos considerados terroristas.
En
resumen esta ley transfiere al Departamento de Defensa prerrogativas
propias del de Justicia. Así cualquier acusado de “terrorismo”
deja en suspenso sus derechos, pudiéndose encarcelar indefinidamente
a personas sin formular una acusación, imputar cargos ni emplazar a
juicio. Casos como el de Barret Brown, una de las voces más
reconocidas de Anonymous y actualmente en prisión es paradigmático
en este sentido y aunque menos conocido es bastante similar al de
Snowden.
Entre
las revelaciones más significativas de Brown, destaca la progresiva
privatización y delegación de servicios de seguridad y espionaje a
compañías externas
a los servicios estatales. En concreto, se indica que actualmente
ronda la cifra de 2.000 compañías las vinculadas de un modo u otro
a la seguridad privada y el espionaje.
Por
último, Europa no permanece al margen y el sistema
INDECT(Intelligent
information system supporting observation, searching and detection
for security of citizens in urban environment), que cuenta con una
importante financiación pública por parte de la propia Unión
Europea y la colaboración de estamentos públicos, entre cuerpos
policiales y Universidades también avanza en una dirección similar.
Arropada
desde 2009 con una partida incial de 11 millones de euros en fondos
de la unión y con el clásico argumentario de la seguridad, este
sistema se nutre esencialmente de los circuitos de videovigilancia,
que trata de intercambiar y combinar para poder realizar un
seguimiento completo de “comportamientos sospechosos”.
Criticada
por activistas de las libertades como un sistema orweliano de control
ciudadano, INDECT, también integra herramientas
de control y catalogación de conductas en la red,
mediante el control de contenidos de redes P2P, foros o webs. La
respuesta ambigua de la Comisión Europea, al activista Shami
Chakrabarti de la ONG Liberty, emplazándolo a una eventual
“auditoría ética”, aunque remarcando la importancia para la
prosperidad europea de la “seguridad” no hizo mas que acrecentar
las dudas al respecto.
Este
tipo de sistemas debe ir acompañado, como en el caso estadounidense,
de un cuerpo legal que en este caso ofrecen documentos como el
denominado 8570/10,
que pretende restringir
las libertades de individuos supuestamente “radicalizados”.
Con ello se abre la puerta a que el sistema pueda avanzar
ateniéndose a una particular interpretación del derecho.
Con
este panorama, polémicas como las del reconocimiento facial
integrado por Facebook el pasado año cobran una dimensión
completamente diferente. Si bien es cierta su retirada, la
demostración de esa capacidad tecnológica y la subsiguiente
facilidad para el cruce de datos, sobre todo a la luz de sistemas
como PRISM, no deja de levantar suspicacias sobre qué grado de
integración de datos personales existen en la actualidad y en qué
manos están.
Fuente : turing
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