24/2/14

Experimentando con el Bitcoin en la Vida Real


La moneda pasa por una crisis en estos momentos, después de que unos ataques cibernéticos perturbaron dos de sus mayores mercados. En el abismo no regulado de la web, bitcoin es la criptomoneda del reino, que crea tantos titulares por su precio volátil como por su popularidad entre criminales que buscan el anonimato.



 
Estos son suficientes motivos para que la mayoría de la gente se mantenga lejos de ella. Pero bitcoin sigue surgiendo en más lugares como medio para comprar artículos legales del día a día. Pasé una semana utilizando la moneda virtual y mi experiencia me sorprendió: no era ni anónima ni oscura.

Aunque en mi búsqueda de lugares en los que podía gastar bitcoins apareció una dudosa casa de masajes, no fue necesario adentrarme en los rincones sospechosos de Internet. Utilicé bitcoin para comprar pastelitos y sushi en tiendas locales, y conseguí una sudadera del Grumpy Cat en Overstock.com.

Bitcoin no está listo para remplazar las tarjetas de crédito o PayPal. No tiene aún una amplia aceptación, ni protección al consumidor ni estabilidad. La moneda pasa por una crisis en estos momentos, después de que unos ataques cibernéticos perturbaron dos de sus mayores mercados e hicieron que bitcoin perdiera un tercio de su valor. En el transcurso de una semana, mi propio bitcoin perdió hasta 7% de su valor.

Pero esto no me impide tener una pequeña billetera con la primera divisa importante de Internet. No soy ningún especulador, no estoy invirtiendo mis ahorros en bitcoin, ni recomendando que alguien lo haga. Me interesa lo que podría hacer con ella: un “recipiente de propinas” para arte en línea, o pequeños donativos diarios a obras caritativas. Y si está intrigado, ojalá esta columna también le ayude a no perder la camisa.

La buena noticia es que usted no tiene que poner mucho dinero en riesgo para hacer la prueba. Yo ni siquiera compré una “moneda” entera, sino sólo 0,25% de una unidad, el equivalente a unos US$160. Me registré para una billetera virtual, que promete proteger el código que representa su dinero, e intercambia dólares por bitcoin (y viceversa). Yo recomiendo Coinbase, cuya billetera se conecta con su cuenta de ahorros regular y cobra una pequeña comisión, alrededor de 1%, por cada transacción.

¿Son confiables estos tipos? Coinbase está respaldada por personas reconocidas de Silicon Valley, pero no tiene nada equivalente a las garantías que da el gobierno cuando uno usa dólares en un banco tradicional. Coinbase dice que en los últimos 15 meses ha establecido casi un millón de billeteras para consumidores.

Lo que más me sorprendió es que Coinbase le quita a esta moneda cierta parte de su anonimato. Para comprar bitcoin, Coinbase me pidió los datos de mi cuenta bancaria, mis números de tarjeta de crédito, e incluso las credenciales para entrar al sitio web de mi banco. La empresa no retiene toda esa información para la utiliza para agilizar el proceso de verificación, que normalmente puede tomar cuatro días.

 
El objetivo de reunir toda esa información, indica el presidente ejecutivo Brian Armstrong, es prevenir “travesuras”, para que así los bancos tradicionales vean a Coinbase como una entidad legítima. Coinbase ha hecho un buen trabajo en simplificar el uso de bitcoin. Para pagar por el sushi en un restaurante local, utilicé la aplicación de Coinbase en mi teléfono Android para escanear el código QR presentado por la persona que me atendió. (Apple aún no ha aprobado la aplicación de Coinbase para el iPhone, pero uno puede realizar pagos a través de la web).

Una vez que confirmé el pago del sushi, el dinero se transfirió instantáneamente. Para los consumidores, la velocidad del bitcoin puede ser una espada de doble filo: si algo sale mal, no hay ninguna entidad tercera que puede interceder y ayudarle a recuperar su dinero. Y las devoluciones pueden ser complicadas en una moneda con un valor que fluctúa de manera violenta. (Afortunadamente, no tuve quejas sobre mi sushi).

Las compras en línea funcionan de manera parecida. En la pantalla de compra de Overstock.com, elegí pagar con bitcoin, y después escaneé el código de la pantalla con mi teléfono. ¿Entonces de que sirve usar bitcoin? Bitcoin no resuelve ningún problema del consumidor como velocidad y conveniencia, señala Mark T. Williams, profesor de finanzas en la Universidad de Boston. “Resuelve un problema si quiere enviar cosas en secreto”.

Aunque Coinbase y otras billeteras reciben información del usuario, uno puede intentar hacer transferencias o pagos anónimos. Si alguien le da bitcoin, puede registrar una billetera de Coinbase sin ingresar muchos detalles personales, aunque tendrá que verificarse si quiere cambiar sus bitcoins de vuelta a dólares.

Lograr que los comercios acepten la moneda será un proceso difícil. Unos 3.000 negocios en todo el mundo aceptan bitcoin, incluyendo unos 220 en América Latina, según Coinmap.org. Overstock planea ofrecer incentivos financieros por los pagos con bitcoin. Debido a que bitcoin le ahorra a los minoristas las cuotas de tarjetas de crédito, Overstock regresará 1% de su compra a los clientes que paguen con bitcoin (en crédito para futuras compras en la tienda).

Hasta ahora, la aplicación estrella para bitcoin podrían ser las transferencias internacionales, un proceso costoso y lento en los bancos y servicios tradicionales como PayPal. Intenté enviar una cantidad de bitcoin equivalente a US$10 a mi amigo Kevin en Hong Kong. En minutos, él estaba en Coinbase y enviándome el dinero de vuelta. Lo envié de nuevo por el Pacífico, impresionado por nuestra habilidad de jugar ping pong con un proceso financiero que normalmente toma días.

Pero cuando Kevin intentó gastar su bitcoin en Hong Kong, no encontró muchas opciones. Algún día, todo esto será más fácil. Tomar vacaciones con bitcoin podría ser una forma de evitar los cargos por el cambio de divisas y el uso de tarjetas de crédito. Pero ese día aún no ha llegado. “Algún día”: pensé mucho en esto mientras usaba bitcoin. Podría ser la moneda del futuro, pero todavía está buscando un motivo para ser útil en el presente.







 











 





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