Quédense tranquilos. El Bitcoin y
el Litecoin entre otras criptomonedas digitales- no fueron hechas
para el tráfico de drogas o la prostitución.
Al principio yo también pensaba que
era un disparate, una confusión, una técnica de lavado de dinero o
un estilo de agujero informático comercial, hasta que me puse a
investigar un poco más.
A diferencia de otras divisas, el
Bitocin entre otras monedas digitales libres no tiene un ente
regulador ni una entidad financiera detrás (es regulada por
algorítmicos matemáticos) y su particularidad más destacada frente
a casi el total de las divisas tradicionales es que su emisión es
limitada, es decir, es una moneda que teóricamente no sufre
inflación.
La llamada Generación Y (los nacidos
entre 1982 y 1994) son los que actualmente usan en mayor medida esta
moneda. Los principales usos que le dan a esta tecnología son la
diversificación de activos (cabe aclarar que es una moneda que su
precio es extremadamente volátil), como fuente de inversión y
especulación (con un nivel de riesgo mayor al habitual) y como forma
de protección de sus ahorros frente a la inflación.
¿No me creen? En Chipre, país
atravesado por la crisis económica europea, ya hay cajeros de
Bitcoin. En Canadá, por la trascendencia económico-comercial de la
moneda, empezarán a imponer impuestos sobre los movimientos
financieros realizados con Bitcoin. En algunas ciudades de Alemania
ya es una forma de pago aceptada en una gran mayoría de comercios
(más vinculados a servicios).
Entonces... ¿Por qué no pensar en una
moneda digital descentralizada que no dependa de la emisión de
crédito incontrolado, legislaciones pro-bancarias y libre del
control de organismos financieros? Veremos qué nos depara el futuro
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