Aunque
hoy en día lo tengamos a todo nuestro alrededor, no hace tanto que
se consideraba que el software libre solo era para un nicho muy
pequeño de usuarios y profesionales. Parte de esta idea viene por la
confusión común entre “gratuito” y “libre” (ambos “free”
en inglés).
El
software libre no tiene porqué ser gratuito, y de hecho hay
compañías como Red Hat que han montado un gran negocio
vendiendo versiones de Linux con soporte a empresas de todo el mundo.
Igualmente, el software gratuito no tiene porqué ser libre, pero
estos conceptos son a menudo malentendidos, y a veces la persona con
la confusión no simplemente no quiere comprenderlo.
Sin
embargo, es cierto que una buena parte del software libre se puede
conseguir de manera gratuita. ¿Qué significa eso para el mercado?
Puede que un par de aficionados instalando Linux no afecte a la
industria demasiado, pero
cuando el sistema operativo mas popular del planeta es software libre
y gratuito la cosa cambia.
Eso es lo que piensa la organización FairSearch, que quiere que la
Unión Europea considere que Android está cometiendo prácticas
contra la competencia al ofrecer su producto de manera gratuita y
libre.
Teniendo
en cuenta que FairSearch está compuesta por Microsoft, Nokia y
Oracle entre otros, no debería sorprendernos esta petición, ya que
son los principales rivales de Google en todos los aspectos. Pero eso
no significa que su lógica no tenga algo de sentido. Al fin y al
cabo, ¿Cómo
puedes esperar que tu producto pueda competir si la alternativa es
gratis?
¿Quién gastaría dinero en un sistema operativo para su smartphone
sabiendo que al lado tiene otro que no le cuesta nada? Aunque algo
retorcida, hay lógica en este movimiento.
Pero,
¿realmente está el software libre en contra de la competencia?
Nada mas lejos de la realidad, ya que incluso la fomenta.
Con licencias libres como la GPL es perfectamente posible coger el
código de un proyecto, modificarlo y añadirle tu propio código, y
lanzarlo al mercado (siempre y cuando el resultado también sea de
código libre). Por eso en el terreno de las distribuciones Linux es
tan común ver constantemente nuevos sistemas basados en otros. Es
incontable el número de versiones de Ubuntu que hay disponibles para
descargar, y todas ellas le hacen la competencia directa.
El
problema es que hasta ahora esta competencia era interna, y Android,
convirtiéndose en la versión de Linux mas popular de la historia,
ha llevado ese concepto al gran mercado.
Pero el problema subyacente no es que el código de Android sea
gratuito, sino que la competencia no está a la altura.
Si Android es popular, desde luego no lo es solo porque sea fácil de
conseguir. Es cierto que es un factor, pero no el determinante. La
propia Microsoft distribuye algunos programas gratuitos, y sus
competidores no van corriendo a la Unión Europea para prohibirlos.
Al
final, tanto Google como otras compañías que distribuyen software
libre están ejerciendo su derecho a poner precio a su producto, al
igual que otras que distribuyen software privativo. Si no quieren dar
el paso de volver su producto gratuito, es
cosa de los competidores mejorarlo lo suficiente como para que
merezca la pena pagar por él.
Pero quejarse porque ya no son los líderes no va a servir de nada.
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