El
anonimato de las transacciones y la independencia de bancos centrales
y estados que caracterizan la operativa de la divisa digital son
incompatibles con las normas internacionales.
¿Confiarían
los ciudadanos en una moneda no respaldada por ninguna institución
o empresa conocida? ¿A quién pedir cuentas en caso de un fallo en
el sistema?
Según
su última cotización, un bitcoin tiene un valor en el mercado
equivalente a 79,824 euros, a 106,23 dólares o a 69,264 libras
esterlinas. Se calcula que existen 11,5 millones de bitcoins en
circulación en todo el mundo, con un valor aproximado de unos 2.500
millones de dólares (cerca de 1.900 millones de euros); que el
número de transacciones diarias en esta denominación supera las
43.000 y que son ya miles las empresas que aceptan esta divisa
virtual como medio de pago.
Por
si aún no la conoce, bitcoin es una moneda electrónica
con la que se pueden intercambiar bienes y servicios a través de
internet.
No
tiene un soporte físico, aunque se
puede intercambiar por otras divisas
como euros o dólares; y no está controlada por ningún Gobierno,
banco o entidad financiera sino que son los propios usuarios los que,
con sus transacciones, determinan la cantidad de bitcoins en
circulación y hacen fluctuar su valor de mercado.
Desde
su creación en 2009, con el objetivo original de crear un mecanismo
no monetario (en el sentido estricto del término) para valorar el
intercambio de servicios entre desarrolladores web y de software, su
implantación global no ha parado de crecer y hoy es moneda aceptada
de cambio en numerosos establecimientos.
La
cuestión es: ¿conseguirá bitcoin convertirse en la alternativa
digital que conseguirá desbancar a las divisas tradicionales? Según
un informe de BBVA Research, no faltan motivos para pensar que la
moneda
digital acabará desplazando a las actuales divisas
convencionales, pero no está nada claro que sea bitcoin la que
provoque ese movimiento de placas tectónicas en el sector
financiero. ¿Por qué? Por estas cinco razones.
1.
Está sujeta a una gran volatilidad. Ser
un sistema descentralizado, cuyo funcionamiento no está controlado
por ningún banco central ni ningún gobierno nacional tiene sus
ventajas, "la economía de las personas", como defienden
los promotores de bitcoin, pero también inconvenientes.
La
crisis bancaria de Chipre desencadenó una adquisición descontrolada
de bitcoins que disparó su valor un 600% y, de paso, puso de
manifiesto la extraordinaria exposición de esta divisa virtual a los
movimientos especulativos... y, por consiguiente, las dudas que
genera como instrumento de acumulación de valor, una de las
características esenciales de cualquier moneda.
2.
Implantación limitada como moneda de cambio. Hoy
se cuentan por decenas en España y por miles en todo el mundo los
establecimientos que aceptan bitcoin como moneda de cambio, e incluso
grandes empresas como el gigante americano de la distribución Wall
Mart o Seven-Eleven comercian con esta divisa virtual. Sin embargo,
su implantación continúa siendo muy restringida.
3.
Sin respaldo del sector financiero tradicional. Algunos
bancos han comenzado a ofrecer bolsas específicas a sus clientes
para operar con bitcoins, principalmente a demanda de éstos. Sin
embargo, la implicación de la banca tradicional en el entorno de
esta divisa ha sido marginal. Influye en esto el propio diseño de la
moneda electrónica que garantiza el anonimato en las transacciones,
algo que dificulta la gestión del riesgo operativo, legal e incluso
de la morosidad en el crédito.
Además,
es incompatible con los controles legales de los estados en materia
de financiación del terrorismo o blanqueo de capitales. Esto ya ha
generado algún problema en Estados Unidos, donde el Departamento de
Seguridad Nacional ya ha obligado a embargar alguna cuenta bancaria
vinculada a transacciones en bitcoins.
4.
Falta de apoyo institucional. Estas
lagunas en materia de control hacen difícil que bitcoin consiga el
respaldo institucional necesario para convertirse en una divisa de
uso común. Porque, como se preguntan los investigadores de BBVA
Research, ¿confiaría usted en una moneda respaldada por un
desarrollado completamente desconocido? ¿guardaría sus ahorros en
un monedero digital sin la cobertura, por ejemplo, del fondo de
garantía de depósitos, que le garantiza 100.000 euros en caso de
quiebra de su entidad? ¿a quién se responsabilizará en caso de un
fallo del sistema?
5.
El problema de la confianza. Todas
esas preguntas nos llevan a una cuestión clave: confiarían los
ciudadanos en una moneda digital como bitcoin. "Para que las
monedas digitales tengan éxito deben garantizar plena confianza y
eso implica necesariamente el reconocimiento de los gobiernos y las
instituciones financieras", asegura el informe del servicio de
estudios de BBVA.
Tal
vez no sea bitcoin, pero parece claro que la moneda
digital es el futuro del sector financiero.
"Es más fácil de manejar que el dinero en metálico, los
cheques o las tarjetas de plástico, se puede llevar en dispositivos
móviles u ordenadores de mano, abarata el coste de las
transacciones...La aceptación mundial de una moneda digital
estimularía las transacciones internacionales y aumentaría la
oferta de servicios financieros para una mayor número de personas",
concluye el informe de BBVA.
"La
moneda digital está trastocando el dinero convencional al igual que
ésta desplazó a las monedas basadas en materias primas, y éstas, a
su vez, reemplarazon al trueque"
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