Eunate Ramírez cree que liberar los programas financiados por las instituciones públicas genera un “círculo virtuoso” de generación de conocimiento y riqueza.
La
gerente de ESLE afirma que las empresas de 'software libre' generan
empleo y tributan a nivel local frente a las multinacionales que lo
hacen en el extranjero. Echa en falta más iniciativas dedicadas a
prestar servicios y tecnología específicos para la industria
estratégica de Euskadi.
Eunate
Ramírez (1978, Barakaldo) es la encargada de ejecutar la estrategia
de ESLE, asociación de empresas de ‘software libre’ de Euskadi.
Profesional del sector de las Tecnologías de la Información y la
Comunicación (TIC) desde el año 2002, cuando entró en el grupo
Versia como directora de varios proyectos, en 2009 se incorporó a
ESLE como gerente.
Las
empresas de esta organización han multiplicado su número de
empleados por seis en los últimos 8 años y su perspectiva para el
futuro cercano es la de seguir creciendo. Empezaron representando a
sociedades cuyo negocio estaba en los programas, pero ya han dado el
salto a toda la industria en torno a la transferencia del
conocimiento abierto, como el ‘open-data’, la ‘open-innovation’
o los bufetes especializados este mundo.
“El
siguiente paso es que queremos ser un cluster”, adelanta Ramírez.
Pregunta:
Como sector en pleno crecimiento…
Respuesta:
Es verdad que somos un sector emergente, pero también estamos ya muy
consolidados, aunque parezca paradójico. Las empresas de ‘software
libre’ son una realidad en el mercado desde hace ya muchos años.
Lo que sí es cierto es que es un tejido tremendamente innovador y
tremendamente joven, que a pesar de estar consolidado sigue generando
muchas empresas.
P:
Estará consolidado, pero como máximo, ¿qué tiene? ¿una década?
R:
Para los ciclos económicos e industriales actuales eso ya es un peso importante.
Hoy en día cinco años es mucho tiempo en la economía.
P:
¿Esperan mantener la perspectiva de crecimiento más allá del corto
plazo?
R:
Estamos en el comienzo de esta era. Nos hemos alineado con las
estrategias tecnológicas no sólo del Gobierno vasco, sino las
estatales y también las que marca Europa 2020. Son unas políticas
que tocan sensibilidades y conceptos que hasta hace poco no se tenían
y que nos van a servir para crecer más.
P:
¿Podría concretar a qué tipo de políticas se refiere?
R:
Los ciudadanos pagan sus impuestos y la administración tiene la
obligación de facto de ser eficiente con este dinero. Por ejemplo:
no tiene ningún sentido que Osakidetza e Industria paguen por el
mismo desarrollo de ‘software’ porque sus proveedores les han
vendido un producto que desconocen. En este sentido, el código
abierto garantiza que la administración no pague dos veces por lo
mismo. Además una vez que se libera, ese código vuelve a estar a
disposición del ciudadano.
P:
¿Y eso para qué sirve?
R:
Pues yo como ciudadano lo puedo coger, lo puedo mejorar y lo puedo
vender a un tercero. Con ese dinero público se genera un círculo
virtuoso que genera riqueza. Eso es lo que se pretendió con el
decreto de liberalización y reutilización de aplicaciones que se
puso en marcha el año pasado. El ‘opendata’ es el mismo
concepto, liberar un dato por el que los ciudadanos han pagado.
P:
También es una forma de monitorizar a los políticos con la que está
cayendo, ¿no?
R:
Es que el político tiene la obligación ética y moral de sacar el
mayor partido posible al dinero de todos y, sobre todo, de devolver a
la ciudadanía lo que la ciudadanía le está pidiendo. Por eso le
digo que el ‘software libre’ y todo lo que gira a su alrededor
son conceptos que van más allá de la tecnología.
P:
Los datos indican que el sector público vasco está un paso por
detrás en el uso de ‘software libre’ frente a los hogares y las
empresas. ¿A qué se debe?
R:
Es una cuestión de inseguridad, de miedo al cambio. Lo peor de la
tecnología es que no se queda quieta, le pides a los trabajadores
públicos, a los funcionarios, que se reciclen constantemente. ¿Cómo
le pides a una persona que lleva trabajando 30 años con lo mismo que
cambie todo de la noche a la mañana? Es muy complicado.
P:
¿Y cómo se vence esta resistencia?
R:
Con voluntad política.
P:
Con la crisis y con la idea de que la administración ahorre dinero,
ahora mismo verán una oportunidad, ¿no?
R:
El ‘software libre’ supone un ahorro a medio largo plazo, pero a
corto plazo no. Migrar todos los sistemas que actualmente usa la
administración manteniendo el nivel de servicio requiere una
inversión importante. No es lo mismo que empezar de 0, en ese caso
sí sería mucho más barato.
Conocimiento
local
P:
Teniendo en cuenta que sus clientes se ahorran el pago de licencias,
¿cómo genera dinero una empresa de software libre?
R:
La mejor forma de entenderlo es con un ejemplo. Pongamos el caso de
una PYME, una carpintería con cinco empleados. Necesitan llevar la
contabilidad y quieren comprar un programa que les facilite la tarea.
Pueden recurrir a un paquete cerrado que le venta un proveedor y esa
aplicación le dará un servicio ajustado a sus necesidades de ese
momento, pero si necesita ampliarlo porque la empresa crece estará
obligado a seguir recurriendo una y otra vez a los mismos y sin saber
muy bien lo que le venden. También puede tomar la decisión de
instalar una aplicación abierta que le va a permitir adaptarse al
futuro. Si tiene conocimientos técnicos él mismo podrá desarrollar
sobre la base y si carece de ellos podrá contratar a cualquier
empresa para que adapte sus programas a sus nuevas necesidades.
P:
¿Entonces las empresas de código abierto sacan sus beneficios de
adaptar los programas a medida?
R:
Sí y también venden formación para utilizar las aplicaciones que
instalan, el mantenimiento de esos programas y otro tipo de
servicios, como la consultoría de las herramientas que puede llegar
a necesitar un cliente. Todo ello con la ventaja de que en el momento
en el que no está satisfecho, el cliente puede cambiar de proveedor
tecnológico y aprovechar todo lo que tenía instalado.
P:
Cuando se habla de ustedes, se pone en valor que sus empresas
trabajan a nivel local…
R:
Tenga en cuenta que Microsoft no tributa en Euskadi, con lo que
cuando se compra una de sus licencias se genera riqueza en Alabama,
Wisconsin o donde quiera que tributen. Nuestras empresas, sin
embargo, están aquí y todo el empleo y riqueza que generen
repercuten directamente en nuestras haciendas. Y no sólo eso,
también generan conocimiento aquí. Eso permite crear un tejido
referente en Euskadi que podría vender en otras partes.
P:
¿Qué tipo de servicios cubre el ‘software libre’ en Euskadi y
qué le queda por cubrir?
R:
Tenemos muchas empresas especializadas en la capa alta, herramientas
de gestión, portales de Internet, pero nadie se está metiendo en
los
procesos
productivos de las empresas industriales. Por ejemplo, los programas
que controlan las fresadoras y otros aparatos de máquina-herramienta.
Si nuestras industrias estratégicas no tuvieran que comprar a una
multinacional alemana y pudieran recurrir a un proveedor local
ganarían muchísima competitividad.
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